martes, 28 de septiembre de 2010

Exprimidor de Corazones

Petisa, morocha, ojos marrones. Crédula, ingenua, inmadura, creativa, soñadora. Volaba entre nubes de ilusiones, nadaba entre mares de amores y caminaba sobre senderos donde transitaban ganadores. Creía ser feliz pero bastaba solo un parpadeo para caer en la realidad. Pensaba que lo bueno duraba poco y que la tristeza gobernaba la mayoría de su tiempo. Sufría desamores y estaba desconforme con su forma de ser. Acorde pasaba el tiempo dejaba de creer en su alrededor. Ni personas, ni sentimientos ni cosas llamaban su atención. Un día guiada por su imaginación y con ayuda de su profesión agarro un cuchillo y se abrió el pecho. Extrajo inmediatamente su corazón y lo exprimió.
Lo exprimió como si fuera naranja, de tal manera que escurrieran los jugos de sentimientos y también se fuera la pulpa de dolor. Solo dejo la cáscara, fortalecida de amistad y luego lo puso en su lugar. Guardo bajo llave el brebaje de sentimientos y la pulpa de dolor y las nombro desilusión. Desde ese día nunca más volvió a amar. Siguió soñando e imaginando. Sintió alivio en el pecho y se considero feliz.

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